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martes, 21 de enero de 2014

Reminiscencia

Pero esta vez, ella lloró. Y no fue un  sucedáneo sanguíneo o lechoso. Nacían ordenadamente, una tras otra. Formaban filamentos cristalinos, zigzagueantes, que regaban y vivificaban sus mejillas. El incesante manar inundó el escenario. Las bocas se abrieron al asombro. Yo, que me negaba a dar crédito, buscaba el truco, la miraba con dureza. La mujer, ajena a mi reproche, mantenía el trance. Fue un instante, un parpadeo, pero viéndola allí con el cuerpo abandonado, me pareció sentir algo añejo, milenario, de regusto amargo. Semejante a aquello que, decían, hacía brotar las lágrimas.

domingo, 19 de enero de 2014

El Mesías

Mi ocurrencia para los viernes creativos de Fernando.

Por qué no me enviaste padre,  disfrazado de niño, adorado por Reyes, presentado en el templo,  caminando por las aguas, azotando a mercaderes y fariseos. Qué te agravió para abandonarme ahora en este cuerpo, tan  avejentado y flaco, que ni la lluvia se atreve a humedecer su espalda.

jueves, 16 de enero de 2014

Mis favoritos/33

                                                        


Leí hace unos meses la novela de Pablo Gonz gracias a este audiolibro, que generosamente me facilitó. A Pablo lo conocí a través de su blog y luego hace un par de años personalmente en la Segunda Quedada Microrrelatista. La novela  transcurre en una escalera de vecinos. Tiene como protagonistas a una familia con estrecheces y sus argucias para conseguir más espacio vital (de ahí el título de lebensráumica). A partir de ahí se establecen una serie de relaciones y recelos entre los vecinos. La dueña del inmueble es Doña Ruth, fría y envarada, que me recordó a Aliona Ivanovna, la usurera de Crimen y castigo. Me gusta de las obras de Pablo su estilo natural, su sentido del humor , la originalidad en el uso de los comparativos y su conocimiento de la condición humana. A Pablo le tengo especial afecto porque vive como piensa. Hay muy pocas personas así.